He llegado tan tarde a las letras, que me llamaran poeta
cuando ya haya muerto.
He regalado horas de cuatro letras y a cambio he recibido
segundos amables, algún diálogo corto y palmadas en la espalda, triste
recompensa.
Intenté un siguetu, en vez de sígueme y fue como soplar una
ola, la marea me robo la cordura.
Me faltaba ingenio para tan poco espacio de letras y me hice
poeta.
Cabalgue mares en goletas sin gobierno, rendido ante diez
alas, de diez.
Dibujé poemas de muchas manos, notas que separaban milímetros
cuatro labios, parpados, la promesa de un millón de letras en un beso
Recité voces, esperando que desearan escuchar la mía.
Amé lo que pude hacer que me amaran.
La soledad encarcelada, se empeñaba en regalarme tiempo, a
cambio de versos.
Todos somos fantasmas, almas sin rumbo, en un teatro que
exige personajes, siluetas de sombras que buscan nombre.
Es difícil observar la sombra de una sonrisa.
1- He
aprendido la lección, esa que se olvida mañana.
2- Debo
encerrarme lejos de falsas musas.
3- Mejor
matar la inspiración que regalarla.
4- Odio,
odiar las letras que espero y nunca llegan.
5- Odio
odiar la voz que no me oigo.
6- Voces,
letras, musas…
Os odio tanto que sin vosotras,
recordaría la lección,
que debo olvidar antes de mañana.
7- Odio,
te odio tanto, que siempre te olvido.
8- He
aprendido la lección, este es mi último regalo.
9- Hasta
mañana.
El poeta siempre busca público, a veces se conforma con una
mosca.
Qué más da loco o loca, cuerdo o cuerda, mareo que marea,
mar que la mar, cielo o tatuaje de firmamento, qué más da, lo que da de más.
Murió en alguna feria, con su pluma en la mano, regalando,
recitando sus letras. Nadie en su triste entierro le llamó poeta.
Un reto de locos, dedicar dos o mejor tres horas para
escribir 140 caracteres, a alguien. Casi una carta, un telegrama. Y esperar
respuesta.
Es descorazonador, buscar con ahínco y no encontrar nada.
Quizá mañana lleguen algo más que fantasmas, alguien que
regale más de cuatro letras escritas en un rato, respuestas.
Hay alguien ahí fuera que bucee en la sombra de una sonrisa?
Otra vez se me ha escapado la cordura, debí hacer caso a las
historias del rayo de aquel vagabundo desordenado, hablándome de cartas.
La vida son solo los milímetros de tiempo que robamos al
mapa de arrugas y cicatrices, el resto son sueños.
Hay alguien ahí fuera, que sepa de que estoy hablando hoy. http://www.youtube.com/watch?v=Pr-JoqFVC5E …
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